La vida humana no es meramente física; ni meramente vegetativa; ni sólo sensorial. La vida humana incluye todos esos aspectos subordinados a uno más fuerte: pensar y hablar. La imagen que el hombre se formado sobre sí mismo, ya desde los tiempos de la antigua Grecia, es la de un “microcosmos”, es decir, un mundo en pequeño, un resumen del universo entero.
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